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Eres una madre increíble, también en tu parto

Mi parto.

He llenado mi mochila con todo lo que sé que me ayudará.

Confianza. Valor. Conocimiento. Emociones que me hacen sentir bien.

La he abierto y he dejado que todo eso saliera, fluyera, me ayudara.

He confiado.

He creído en mí.

En mi bebé.

He respirado. Vocalizado. Bailado. Incluso llorado. Me ha servido.

Pero llega ese momento.

Donde la intensidad del momento es extrema.

Y me exige implacable que abandone.

Me susurra al oído que me ha robado mis fuerzas.

Sin descanso comienza esa batalla para aniquilar mis últimas esperanzas de pensar que podía lograrlo.

Y mis labios rebeldes me traicionan y se abren para dejar escapar una sola frase. Una sentencia.

«NO PUEDO MÁS»

Mi escalada termina aquí. No voy a avanzar ni un paso más…

Pero la realidad me da un soplido en la cara, esa siguiente contracción que me obliga a avanzar.

Y ese paso, ese leve movimiento.

Una respiración más.

Una caricia de apoyo.

Levanto la mirada y sorprendida me doy cuenta de que he llegado.

La cima de la montaña está a mis pies.

Y ahora. Justo ahora.

Es mi momento.

Cada movimiento, pensamiento positivo, confianza en mí misma, respiración… me han llevado hasta aquí y sé que lo más difícil ya ha pasado.

Que mi cuerpo ha podido. Y mi bebé. Y yo.

Y esas fuerzas que creía robadas vuelven a mí como un tsunami, imparables.

Surgen de mi interior y ayudan a mi bebé a nacer.

Ya está sobre mí.

Me siente, me respira, me escucha.

Me agradece que YO sea su madre…

DISFRUTO EL MOMENTO…

Recuerda que ese momento en el que sientas que NO PUEDES MÁS, en realidad te está anunciando que ya has llegado a tu cima, y que tu recompensa está por llegar…

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